ADVIENTO - CUARTO DOMINGO


Abramos nuestro corazón a Cristo


Con el cuarto domingo de Adviento procedemos a encender nuestra última vela. 

La liturgia del Adviento cristiano comenzó a moldearse en la antigua Galia e Hispania, durante los siglos IV y V, como preparación de la Navidad. Aquel preludio de la celebración del nacimiento de Cristo tenía una duración de tres semanas. 

Existen noticias de que en la Galia, Hilario de Poitiers invitó a los fieles a prepararse al Adviento del Señor con tres semanas de prácticas ascéticas y penitenciales. En el siglo V este tiempo de preparación se llamó la Cuaresma de San Martín, al empezarse el día 11 de Noviembre, en la festividad de San Martín de Tours.

Se encuentran evidencias de que en la Iglesia Romana existía, a mediados del Siglo VI, un tiempo similar, eliminando los aspectos ascéticos como el ayuno y centrándose más en la alegre espera del nacimiento de Jesús. 

Parece que fue el Papa Siricio quién instaura el Adviento, con un periodo de seis semanas, que todavía perdura en el rito ambrosiano, pero es el Papa Gregorio Magno quién fija las cuatro semanas. 



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