LA NAVIDAD SEGÚN... UN NO CREYENTE


25 de diciembre, pum pum pum... Otro año más llega la Navidad y, nuevamente, la convención social me obliga a comer sin mesura, a beber como si no hubiera mañana, a gastar de forma superflua el poco dinero que tanto esfuerzo me ha costado conseguir y a celebrar una fiesta que no es la mía.

Oigo a los gobernantes hablar de solidaridad mientras se forran a nuestra costa. Veo a las religiones predicar amor y paz desde sus suntuosos centros de poder. Siento cómo las empresas me exprimen hasta la última gota de sudor, o nos sacan hasta el último céntimo. 

Vuelan hermosas palabras por todos lados, surgen mensajes preciosos que hablan de buenos deseos y de cambios a mejor, pero para quienes no forman parte de esta minoría que somos el primer mundo, la realidad cotidiana es olvido, pobreza, miseria y desesperanza... 

No veo motivo para el festejo, siento que no tengo nada que celebrar... Vivo estas fiestas con desapego, pero sin acritud, y siempre con la recurrencia de estos pensamientos, que solo menguan a medida que se llenan las copas, y que solo desaparecen por completo cuando descuelgo el teléfono para llamar a mi madre y felicitarle estas fiestas que, para ella, son tan especiales...

Feliz Navidad a todos aquellos, que como Germán, predicáis con el ejemplo!!! 


E. Trinidad.

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