CARTAS DE SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ

CARTAS DE SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ


UNA LLAMADA AL INTERIOR CON MOTIVO DE LA CUARESMA

Mis muy queridas hijas en Dios nuestro Señor:

1- Estos días son hermosos para todos los cristianos, pero mucho más deben ser para nosotras, que nos honramos con el título de Hermanas de la Cruz. Como en todas mis cartas hago una llamadita al espíritu, ahora en la presente con doble motivo, por ser este tiempo en el que la Iglesia pone a nuestra consideración la pasión de nuestro divino Salvador.

Dirán que siempre estoy diciendo lo mismo: que debemos ser buenas y cumplir nuestros propósitos; y es verdad, porque como soy vieja tengo experiencia de que aunque se tenga muy buena voluntad, es tan grande nuestra miseria que faltamos a lo mejor. Y si no tuviéramos estos despertadores, iríamos de falta en falta hasta caer en la tibieza.


Y, si en todas las festividades de la Iglesia debemos renovar el espíritu, en esta presente mucho más. Debemos prepararnos con mucho silencio, recogimiento; y después dedicarnos más que de costumbre a la oración, meditando en lo mucho que padeció por nuestro amor nuestro divino Modelo. Y no tener duda que, si penetran bien en esta meditación, sacarán provecho, principalmente si cotejan las lecciones del divino Maestro y la práctica nuestra, tan inconstantes en lo que prometemos. Salimos tan fervorosas de unos ejercicios o de un día de retiro, y apenas pasa un mes cuando ya tenemos que lamentar nuestra infidelidad.

2- Pues para que estos días sean de bendición, deben reunirse todas y despedir su amor propio. Y digo todas porque, si lo despiden unas y otras no, el que se quede interrumpirá la marcha a las que lo hayan despedido; y así es, que es preciso que todas lo despidan diciéndoles con energía que no asome la cabeza hasta que pase este santo tiempo.Y alejando el amor propio, verán como les entra amor a la pobreza, obediencia, y sobre todo amor a la humillación, crecen en la vocación y se hacen muy observantes.

Y de la práctica de estas virtudes resultará mucha paz y tranquilidad, y un bienestar en el espíritu que se rebelará hasta en el semblante. Y todos dirán: "algo extraordinario ha pasado en esta comunidad; siempre han sido buenas, pero ahora lo parecen más". Y es porque donde no hay amor propio y se practican las virtudes se convierten las criaturas en ángeles humanos. Se visitan los pobres con más gusto; los ricos se visitan y asisten con más pureza de intención, no buscándose a si mismas sino la gloria de Dios.

3- Cuando vuestras caridades toquen estas ventajas, darán gracias a Dios de haber despedido a sus amores propios. Y cuando pasada la Resurrección se presenten para que les abran las puertas, despáchenlos todas a una a cajas destempladas; porque si vuelven a entrar empiezan las prevenciones, los dimes y diretes, las porfías, las pretensiones y las cosas propias de mujeres, que es nunca acabar. Y aunque no sean cosas graves, pero la religiosa que en muchos casos obra más bien como seglar que religiosa, ni se santifica ni deja que se santifiquen las demás.

Gracias a Dios no hay cosa particular. No esperar carta hasta que pase Resurrección.

Y mucho las quiere y bendice en los sagrados corazones, vuestra pobre madre.

Sor Ángela.
Revista nº 23 
Hermanas de la Cruz




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