SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ


SER HERMANA DE LA CRUZ EN EL TERCER MILENIO


Santa Ángela de la Cruz conocedora, por la gracia de Dios, de los misterios de la salvación nos ayuda a entender quién es una Hermana de la Cruz en este siglo XXI, en este Tercer Milenio.

Para muchos una Hermana de la Cruz es una mujer antigua, desfasada en el tiempo con su hábito raído y remendado, con sus alpargatas gastadas en el ir y venir de la vida, con su velo negro que tapa su cabeza. Es cierto, una Hermana de la Cruz es una mujer desfasada, que no echa cuenta de modas, gustos pasajeros, pero que con su modo de vivir y obrar se convierte en un interrogante, en una continua pregunta para el hombre y la mujer de hoy.

Ser Hermana de la Cruz es responder de una forma clara y sencilla a los cuestionamientos de este tiempo de amores líquidos y personalidades líquidas. Ser Hermana de la Cruz es llevar al hombre directamente a Cristo, Sumo Bien, Único Bien.

Ser Hermana de la Cruz es descubrir la mirada de alguien que sobrevuela el espacio y el tiempo, regalando al mundo la sabiduría de los que se saben sencillos, de los que no entienden de grandes palabras, y que hablan desde silencios elocuentes, llenos de sentido y Presencia de Dios.


Es esta presencia la que cultiva y cuida cada día la Hermana de la Cruz con su silencio, oración, amor a la Eucaristía y a la Cruz, que se traduce en ofrendas y sacrificios continuos y se hace realidad en el amor a los más necesitados, sean ricos o pobres de la alta alcurnia o de lo más bajo o despreciables para este mundo.

Ser Hermana de la Cruz es ser un regalo del Corazón de Jesús en el mundo, un corazón que ama, que ofrece misericordia. Una Hermana de la Cruz limpia, trabaja, pero sobretodo con su entrega crucificada sana las heridas de tantos corazones que sufren y viven postrados en el dolor.

Hermana de la Cruz no te canses, no te contemples a ti misma en tus limitaciones y pecados, extiende tu mano al mundo y regálale el tesoro que custodiaba y amaba Santa Ángela: Jesucristo, Él es tu fuerza y con Él todo lo puedes. No  te olvides: Te he elegido, te he llamado y no me arrepiento. 

¡Ánimo, Hermana de la Cruz! Sé Sal y Luz en el mundo.




Fernando García Alvarado, Pbro.
Revista 22 Hermanas de la Cruz.



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