LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE


 Cristo de la Minerva

Si hay un artista conocido y reconocido mundialmente a lo largo de los siglos, ese es Michelangelo Buonarroti. Sus trabajos como arquitecto, pintor o escultor son un aval más que justificado para que muchos lo consideren el mayor artista de todos los tiempos. Y que mejor autor para echar a andar esta sección de la Resurrección en el arte. 

Primera versión
Su Cristo Resucitado, conocido como Cristo de la Minerva, fue tallado en un único bloque de mármol blanco de Carrara de 2 metros de altura. Desde su conclusión en 1521, se encuentra situado a la izquierda del altar mayor de la basílica menor de Santa María sopra Minerva de Roma. Encargado en 1514, el contrato recogía que debía realizar "una estatua de mármol de un Cristo, de medida natural, desnudo, con una cruz entre los brazos y los símbolos de la Pasión, en la posición que el artista considere más adecuada". Entre 1514 y 1516, Miguel Ángel trabajó en la talla hasta que, estando muy avanzada, interrumpió su trabajo por la aparición de una veta oscura en el mármol que le cruzaba la mejilla izquierda. 

Ante la insistencia de los clientes y la demora en la entrega (4 años), el autor recomenzó el trabajo en un nuevo bloque de mármol. Trabajó en él durante su estancia en Florencia entre 1519 y 1520, hasta que envió la escultura a Roma para que la concluyera su discípulo Pietro Urbano. Sin embargo, el trabajo no tuvo que ser satisfactorio ya que un pintor de la época, escribió al maestro para que cesara a dicho discípulo y lo terminase otro. A juicio del propio Miguel Ángel, la intervención de Urbano había echado a perder la estatua hasta tal punto que la consideró imposible de arreglar. Le cambió la linea y le dio una terminación diferente de la que solía dar su maestro. Le pareció tan mala que, como compensación a sus clientes, se ofreció a realizar una tercera versión. No se le concedió.

A pesar de que no está considerado uno de sus mejores trabajos, se ha llegado a decir de él que "solamente las rodillas del Cristo eran más dignas que Roma entera". La estatua se convirtió en una de las obras más admirada del artista, debido a la idea de tratar escultóricamente a Cristo como un héroe clásico, desnudo y sin heridas. La expresión del rostro consigue reflejar la decisión voluntaria de asumir el martirio. En la composición predomina la espiral y el contrapposto clásico renacentista, que podemos ver al apoyar Cristo el cuerpo sobre una pierna mientras adelanta la otra.

Segunda versión
Cristo Redentor abraza la Cruz con el brazo derecho, símbolo de la victoria sobre la muerte y el pecado. Una cruz lisa, geométrica, fría, que destaca por su sencillez frente al trabajo minucioso y detallado, casi hercúleo, de la anatomía. Con la mano izquierda sostiene los símbolos del martirio, una caña y un paño con la que le dieron a beber vinagre, consiguiendo un claro testimonio de la Fe cristiana. Posteriormente, durante el Barroco, se procedió a "vestirlo", añadiéndole un lienzo de pureza dorado, dejándolo tal y como actualmente puede verse. 

En cuanto a la primera versión, se consideró perdida hasta 2001. Recientes investigaciones la localizaron en el monasterio de San Vincenzo Martire de Bassano Romano. Después de su abandono, fue adquirida por un coleccionista de antigüedades. Fue modificada durante el siglo XVII, pero a diferencia de la segunda, no se tapó su desnudez, dejándola al gusto renacentista y como la concibió el artista.   

Iván García de Quirós.


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