LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE

LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE


Cristo Resucitado de El Greco

Durante 2014 estamos conmemorando el 400 aniversario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos, “el Greco”. Es de sobra conocida su faceta como pintor, pero más desconocido es su trabajo como escultor. Este mes conoceremos una de las pocas obras donde está documentada su autoría, el Cristo Resucitado de la Capilla del Hospital Tavera.

Realizada en madera policromada y con una altura de 47 centímetros, esta imagen fue contratada en 1595 por Pedro Salazar de Mendoza, administrador de la institución. Formaba parte de un tabernáculo y custodia para la capilla que de manera provisional se instalaría en el hospital, mientras el propio autor no concluía un retablo pictórico definitivo. Dicho conjunto no sólo consistía en la estructura arquitectónica, sino que contaba con cinco figuras escultóricas: un Cristo Resucitado y los cuatro doctores de la Iglesia (San Ambrosio, San Agustín, San Gregorio y San Jerónimo) y doce figuras de mármol fingido que representarían a los Apóstoles. Al parecer la figura de Cristo no iba ubicada sobre la estructura arquitectónica, sino que quedaba suspendida sobre una simulación de sepulcro que estaría sobre el sagrario. Mientras que los Apóstoles irían en los nichos pequeños que lo rodeaban.

A la conclusión del cristo y del tabernáculo, en 1598, comenzó un pleito entre el autor y el administrador del Hospital. Como establecía el contrato, cada parte debía nombrar un tasador y en caso de no alcanzar acuerdo se buscaría un tercero. Las diferentes valoraciones llevaron a que el pago se demorase y se deteriorasen las relaciones entre ambos. Finalmente, el Greco renunció a cobrar parte de lo que le correspondía y, por consiguiente, no completó el conjunto.

La figura del Resucitado es muy similar en postura y diseño al que se representa en una de sus obras más famosas, Resurrección, que se conserva en el Museo del Prado. Durante la Guerra Civil se le amputaron los brazos, siendo restaurado en los años cuarenta y realizándose una nueva intervención este año por el Museo del Prado. Tiene la encarnadura en tonos claros, con cabellos de color castaño. Se muestra completamente desnudo, frente a las ideas de decoro típicas de la Contrarreforma. Adelanta el pie izquierdo avanzando hacia el espectador, en una actitud serena. De líneas sencillas, con un bello modelo corporal que parece ingrávido pero equilibrado, levanta el brazo derecho en actitud de bendecir, mientras el izquierdo lo mantiene en reposo. La imagen de Cristo desprende majestuosidad. La piel, cuasi transparente, parece viva, como si estuviese revestido de un cuerpo nuevo.

La obra del Greco es clave para entender el Manierismo en España. Inició su formación en su Creta natal (influenciada por el arte bizantino), continuándola en Italia junto a los mejores maestros del momento: Tiziano, en el color; y Miguel Ángel, en el dibujo. Su etapa más prolífica se desarrolló en Toledo, donde da rienda suelta a su personalidad creativa y su arte alcanza el esplendor que le dará renombre internacional. Caracterizado por el dibujo de formas alargadas, no se preocupará tanto por la proporción ni por el realismo. Su obra, que en principio destacaba por los colores vivos, evolucionará hasta anunciar el tenebrismo barroco, y a preocuparse más por captar la expresión psicológica de los personajes que por la mera belleza física.


Iván García de Quirós



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