LA NAVIDAD SEGÚN UN BELENISTA

LA NAVIDAD SEGÚN UN BELENISTA


Me pide mi amigo Germán, que escriba unas líneas para el blog de la querida Hermandad del Resucitado. Le pregunto: ¿Y qué voy a decir? ¿Qué tema narro?

Con la simpatía que le caracteriza, me dice: De qué si no: ¿Cómo vive la Navidad un Belenista?

Me siento honrado por dos cosas en esta petición, que gustosamente recibo y por tanto accedo. En primer lugar, por acordarse de mi como belenista y segundo por hacerme reflexionar de cómo estoy haciendo las cosas en Navidad, cuestión que después de meditarlo, veo que tengo que cambiar algunas cosillas, ya que incluso cuando llegan estas fechas ni monto el nacimiento en mi casa, por lo mal de tiempo que llego. Pero eso sí no falta, ya que mi mujer y mis hijas se encargan, para que, con la ayuda de alguna pieza de construcción o trozo de diorama de cualquier otro año, se pueda montar.

Vicente Rodríguez en su taller
Pues bien, ahora empiezo... La Navidad para una persona que vive, siente y trabaja en los nacimientos y sus figuras, es todo el año. No os extrañará esto y de seguro que os sentiréis identificados, ya que para algunos de los cofrades es Cuaresma o Semana Santa siempre. Cuestión que os hará entender esto que os explico. 

El belenista es una persona que vaya por donde vaya, hable con quien hable y mire por donde mire, tiene siempre el corazón y el chip de la cabeza en el belén. Materiales, complementos, piezas que quizás sirvan para instalar tu próxima obra, las vas adquiriendo, para que poco a poco, vayas haciendo acopio de numerosos complementos que irán viendo la luz a medida que vayas colocando el belén.

Esto que me ocurre ahora con cuarenta y cinco años, viene de hace algunos. Ya desde que vivía en la Calle Vicario (lugar que me vio nacer), mis padres organizaban sobre la fecha de la Inmaculada, una excursión a las canteras de Puerto Real con el fin de coger lentisco (o lantisco), para luego ponerlo en el nacimiento. Y digo bien con el término de nacimiento, porque ese es el nombre que se ha empleado en esta tierra al belén. Montar el nacimiento. 

Luego por un afán de simplificar se tomó la palabra de belén (que tampoco está mal).

Siguiendo con mi infancia; dentro de una familia de tres hermanos, cada uno echaba una mano en lo que la madre o alma Mater del nacimiento nos dejaba. Primero desalojar de cuadros la pared que iba a servir de soporte del cielo, antes unas cuerdas para entrelazar un enredado que sujetará el lentisco. 


Con mesas, tresillo, y demás elementos de la altura apropiado, se prepara la base, que se cubre con una tela de sacos unidos entre sí. Estos sacos eran de café. Y encima el corcho bornizo. Para la gruta de la anunciación a los pastores, se cogía de una caja de madera llena de piedras negras, que ya luego nos explicaba la coordinadora (nuestra madre), que se trataba de la escoria de las máquinas del tren. En fin, una cantidad ingente de materiales reciclado.

Seguimos con los cables de luces, que para darle color se empleaban los papeles de los polvorones (los buenos eran los de canela, no por el sabor, sino porque eran de un color rojo que venía bastante bien).

Y por fin... las figuras, de Ángel Martínez. En la obra de este insigne artesano de El Puerto, se reflejan infinidad de trabajos y escenas cotidianas, animales y costumbres muy antiguas de nuestra zona, explicando como se vivía a principios del siglo pasado.

Nacimiento
Con estas figuras, cosa que al principio el acceso era sólo de los mayores, íbamos creciendo, y a la vez pudiendo coger en nuestras manos, para poder admirarlas desde más cerca. Todo a medida que nuestros dedos dejaban de ser de plastilina. 

Esos tesoros que año tras año se sacaban de sus cajas de madera de polvorones y que después de hacer uso de ellas, pasaban a guardar las piezas más preciadas de este minúsculo mundo de fantasía y fe, que durante un mes se creaba en casa.

Con ese mismo espíritu, con esas mismas ganas de enseñar que en un pequeño sitio, en un humilde pesebre, nació el más grande, el Hijo de Dios, con esos mismos aromas que me hacen recordar la infancia y con las ganas de difundir esta bendita manía del nacimiento, os puedo decir que hoy, Navidad de 2013, Vicente Rodríguez Giménez quiere ser belenista. 

Feliz Navidad a todos. Paz y Bien.   


Vicente Rodríguez Giménez
Belenista.

 

Comentarios

Entradas populares