PREGÓN DE 2009



Por eso, El Puerto se despierta en la mañana del Domingo de Pascua a una vida nueva. El renacer de los sentimientos profundos que el cofrade habrá ido atesorando durante toda la semana de pasión. El puerto estrenará luces, sonidos, querencias. Estrenará, desde lo más hondo de su corazón, una nueva ilusión para ir, poco a poco llevando sus sufrimientos, sus propias cruces, sus profundos dolores.
Fotografía del Cartel de la
Semana Santa 2009

Ya no habrá lugar para el luto ni el silencio. Un repicar de campanas nos anunciará, desde la Prioral, que Cristo es presencia viva entre nosotros. Porque el sepulcro está vacío. Fijaos si El Puerto lo presentía que desde mucho antes de comenzar la Cuaresma le abrió las puertas de la gloria con un cartel que anuncia la salvación del mundo. En sus manos ya no hay llagas, en su costado no brota sangre y agua y en sus sienes desaparecieron los tormentos. Cristo nos invita a vivirlo, a seguirlo, en cada uno de nuestros actos, en cada uno de nuestros momentos.

Largas filas de Nazarenos precederán su caminar por un Puerto glorioso que quiere le espera impaciente, presuroso a reencontrarse con él, como le ocurre a su Madre, la Virgen de la Alegría que le busca en cada esquina de la ciudad. Ya le han anunciado la buena nueva pero Ella quiere verlo, quiere tenerlo suavemente entre sus brazos y ondularle los cabellos, ajustarle la túnica, ponerle las sandalias. Ella es nuestra alegría y nuestro consuelo. ¡Alégrate, llena de gracia, porque el Señor ha hecho maravillas en Ti!

Texto extraído del libro 
Del Pregón editado por 
El Consejo local de HH y CC.



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