LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE


Resurrección

Aunque no son tan conocidas las representaciones de Cristo Resucitado en la pintura contemporanea, existen numerosas obras de arte influenciadas por los movimientos modernos que nos muestran a Cristo en toda su gloria. Una de las que contienen una mayor carga emocional es "Resurrección" de Mikhail A. Vrubel, pintor ruso de finales del siglo XIX que nos legó una particular visión de la religión a medio camino entre el arte bizantino y el movimiento simbolista.

Resurrección de Vrubel
Esta obra forma parte de un conjunto de acuarelas sobre papel, que el artista presentó en 1887 para ganar el concurso de los murales de la recién construida catedral de San Vladimir de Kiev. El autor pasó mucho tiempo trabajando en ellos. Sin embargo, no fueron aprobadas por la Comisión Ejecutiva, que alegó que no se correspondían con los cánones religiosos establecidos y que se habían hecho de una manera innovadora e inusual. Entre el conjunto de bocetos estaban los temas Piedad (con cuatro variantes) y Resurrección (con dos variantes), ambas concebidas como trípticos antagónicos sobre la vida y la muerte. En ellas demuestra su gran talento por el dibujo y su peculiar estilo, siempre más interesado en el proceso creativo. 

Cristo Resucitado sale caminando del sepulcro, aún envuelto por los vendajes de la mortaja, mientras dos ángeles contemplan la escena inclinándose ante su presencia soberana. La figura central desprende un resplandor ovalado, rematando el conjunto un gran nimbo crucífero. Toda la escena rebosa color, llamando poderosamente la atención la figura central. La acuarela está trabajada con una pincelada amplia, cubriendo con un pincel finísimo los ropajes de los ángeles de pequeñas manchas que añadirían un efecto de centelleo. Sus colores intenta simular el tornasolado de las piedras preciosas. Los ropajes tienen pliegues solemnes, de líneas severas, con una relación simple con el color. La composición es lacónica, breve y concisa. 

Las obras de Vrubel se caracterizaban por su emotividad, imaginación y virtuosismo técnico. Su verdadera esencia es el silencio, un silencio donde se sumerge todo su mundo. Lo que pretende en sus obras es representar momentos indescriptibles, sentimientos que no pueden acompañarse de palabras. Una comunión espiritual, transmitiendo una profunda reflexión a través del simbolismo. En su trabajo había dos fundamentos (que también están presentes en esta acuarela): uno realista, representando el mundo que tenía cercano; y otro simbolista, resultado de la concepción personal de ese mundo. Vrubel contrapone la noble resurrección, con su armonía y su monumentalidad, con el duelo trágico de la piedad. Su visión trágica del mundo, su falta de esperanza, se manifiestan en el rostro melancólico de un Cristo congelado en el momento de resucitar. No restringe sus sentimientos. Según su concepción de la vida, hacerlo condenaría su obra al fracaso. 


Iván García de Quirós.


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