LA CUARESMA SEGÚN... UN SACERDOTE


Las Hermandades en tiempo de increencias

Estamos viviendo en un tiempo, en donde el ateísmo práctico, se ha contagiado de tal manera, que aun los cristianos, nos estamos contaminando, de esa realidad. Y en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, los creyentes no nos podemos dejar contaminar. 

En la Iglesia tenemos muchas asociaciones religiosas, entre ellas las Hermandades. 

Todos sabemos que las Hermandades son medios para que muchos cristianos, vivan su fe a través de las distintas advocaciones de la pasión de Jesucristo y de su Madre.

Por eso hoy más que nunca tenemos la necesidad de formarnos seriamente en los contenidos de nuestra fe cristiana, para poder ser verdaderos cofrades. 

Tenemos que tener muy claros cuáles son los fines de las Hermandades y Cofradías, para que sepamos, cuáles son nuestros derechos y obligaciones. 

Las Hermandades son asociaciones cristianas de fieles, cuyos fines debemos conocer para vivir según ellos. Lo primero que debemos tener muy claro, es que para pertenecer a ellas, primero hay que ser cristianos y vivir como tales. Y después participar en sus actividades. Por desgracia eso lo sabemos todos al jurar las reglas, pero la mayoría de las veces, la realidad es que no se vive.

Todas las Hermandades aprobadas por la Iglesia, como mínimo tienen tres fines: Dar culto público al Señor, a la Virgen y a los santos, según sea el título de la Hermandad, la formación de los hermanos para estar capacitados y ser evangelizadores en medio de la sociedad. Tercero colaborar en las necesidades caritativas. 

Cuando esto falla, tenemos el peligro de hacer de las hermandades, grupos de amigotes en donde no se ve ni la formación ni la vida cristiana por ningún sitio. Cuando no se cumplen estos requisitos, vemos los problemas que por desgracia no faltan en alguna que otra Hermandad. Y de esa manera las Hermandades, dejan de cumplir la misión que la Iglesia les encomienda cuando las aprueba. 

En nuestra ciudad vemos que hay bastantes aspirantes a fundar nuevas hermandades, yo creo que lo que tendríamos que hacer es apoyar las que ya existen, para no ver la penuria de participación de los fieles en muchas de ellas. 

En la reunión que el Papa Francisco ha tenido con las Hermandades en Roma, ha animado a todas ellas a formarse bien y a ser evangelizadoras de nuestro mundo. 

No podemos conformarnos con visitar nuestras hermandades una vez al año en las salidas a la calle, tenemos que comprometernos a asistir durante todo el año a las diversas actividades que cada hermandad programa para el bien espiritual de sus cofrades. 

LA CUARESMA PARA UN SACERDOTE ES COMO PARA CUALQUIER CRISTIANO. 

La Cuaresma se celebra en la Iglesia desde los tiempos primeros del cristianismo, y comienza como un tiempo en donde el cristiano se prepara para la gran fiesta de la Pascua. 

Por eso la Cuaresma siempre ha sido un medio, nunca un fin. Para la vida de la comunidad la Pascua era la gran fiesta del año, y alrededor de la Pascua se iban celebrando todos los grandes misterios de Cristo. 

Al correr de los tiempos, la cuaresma ha ido creciendo en importancia, a costa de la Pascua casi que cuando termina la Semana Santa todo lo más importante, desde el punto de vista religioso para una inmensa masa de cristianos, ya se acaba todo, ya pasaron los grandes acontecimientos de nuestra fe. 

Es verdad que desde el Vaticano II se empezó una nueva etapa con la reforma de la liturgia y a partir de ahí la Pascua va teniendo una mejor celebración y muchos cristianos van descubriendo significado del misterio pascual más acorde con la importancia que tiene en la historia de la salvación. 


D. Antonio Olmos Civanto, S.J.
Delegado Episcopal de HH y CC.



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