LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE
LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE
Cristo Resucitado entre San Andrés y San Longinos
A lo largo de la historia del arte son frecuentes las representaciones de Cristo fuera de su propio contexto iconográfico. Este es el caso de la obra que traemos este mes. Se trata de un grabado del pintor cuatrocentista italiano Andrea Mantegna, fechado en torno a 1470, y que, como su propio nombre indica, muestra a Cristo Resucitado acompañado de los santos patronos de la ciudad de Mantua. Es de los pocos grabados que tenemos la certeza pertenece a su propia mano, ya que se le atribuyen muchos pero la mayoría seguramente fueron realizados por su círculo próximo.

La figura humana clásica fue una de las obsesiones de Mantegna, quien reflejaba en sus obras cuerpos de proporciones perfectas, sólidos y de gran expresividad. Su formación la obtuvo del contacto directo con las piezas de la Antigüedad Clásica, frecuentando los anticuarios donde prestaba especial atención a la pintura y al arte de la Antigua Roma. Sus experimentos con la perspectiva le permitieron llevarla a nuevas fronteras nunca antes vistas, bajando el horizonte para crear un mayor sentido de la monumentalidad. Su difícil invención conocida como sotto in su (captar la perspectiva de abajo hacia arriba), que tan magistralmente vemos aplicada en el pie derecho de San Andrés sobresaliendo de la escena y penetrando en nuestro espacio, fue uno de sus mayores legados a la posteridad. La combinación de su estilo escultórico aplicado a la pintura, con una mayor sensación de naturalismo y vivacidad, dan como resultado la precisión del contorno privilegiando la figura.
Los trabajos de Mantegna, en general, tienden a la rigidez, no busca la expresión elegante sino más bien la austeridad. Sus ropajes son muy ajustados y doblados, como podemos comprobar en el sudario de Cristo y la cantidad de pliegues en torno a su cintura. La energía aparece detenida, la túnica de San Andrés no muestra una acción impetuosa sino todo lo contrario, estatismo.
No podemos concluir sin mencionar el tratamiento que realiza el autor de detalles como el galón que recorre la túnica de San Andrés, o el repujado del cuero de la armadura de los brazos y piernas de San Longinos, así como la funda de su espada.
Iván García de Quirós.
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