VIA LUCIS - DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS
De los Hechos de los Apóstoles 2,
1-4
Comentario
Jesús, el Hijo de Dios, está ya
en el cielo, pero ha prometido a sus amigos que no quedarán solos. Y fiel a la
promesa, el Padre, por la oración de Jesús, envía al Espíritu Santo, la Tercera
Persona de la Santísima Trinidad. Muy pegados a la Virgen, Madre de la Iglesia,
reciben el Espíri tu Santo. Él es el que llena de luz la mente y de fuego el
corazón de los discípulos para darles la fuerza y el impulso para predicar el
Reino de Dios. Queda inaugurado el "tiempo de la Iglesia". A partir
de este momento la Iglesia, que somos todos los bautizados, está en
peregrinación por este mundo. El Espíritu Santo la guía a lo largo de la
historia de la humanidad, pero también a lo largo de la propia historia
personal de cada uno, hasta que un día participemos del gozo junto a Dios en el
cielo.
Oración
Dios Espíritu Santo, Dulce
Huésped del alma, Consolador y Santificador nuestro, inflama nuestro corazón,
llena de luz nuestra mente para que te tratemos cada vez más y te conozcamos
mejor. Derrama sobre nosotros el fuego de tu amor para que, transformados por
tu fuerza, te pongamos en la entraña de nuestro ser y de nuestro obrar, y todo
lo hagamos bajo tu impulso.
El Espíritu Santo. En una sociedad moribunda se necesitan
personas que “resuciten” la alegría y las ganas de vivir de tantas personas
enfrascadas en el dolor, en la desesperanza. La mesa está servida. Jesús se ha
encargado de todo. Desayuna vida cada mañana y, antes de acostarte, un buen
tazón rebosante de perdón y de resurrección.
ORACIÓN FINAL
Señor y Dios nuestro, fuente de alegría y de esperanza, hemos vivido con tu Hijo los
acontecimientos de su Resurrección y Ascensión hasta la venida del Espíritu
Santo; haz que la contemplación de estos
misterios nos llene de tu gracia y nos capacite para dar testimonio de Jesucristo en medio del mundo.
Te pedimos por tu Santa Iglesia:
que sea fiel reflejo de las huellas de Cristo en la
historia y que, llena del Espíritu Santo, manifieste al mundo los tesoros
de tu amor, santifique a tus fieles con los
sacramentos y haga partícipes a todos los hombres de la resurrección eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
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